martes, 18 de agosto de 2009

La Iglesia Anglicana

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Lunes 9 Noviembre, 1534

“Hoy nuevamente me encuentro en la soledad de mi morada, mi esposa Catalina Parr duerme y yo aquí ideando cómo deshacerme de ella…hay otra mujer en mi vida. No me debería ser muy complicado en todo caso; primero fue Catalina de Aragón, luego Ana. Después vino Juana, pero fue sólo algo pasajero, lo de Ana era más fuerte. Luego de eso, recuerdo haber estado con Catalina Howard y hoy me encuentro junto a Catalina Parr, pero sé que no será por mucho tiempo más.

Es que esta proclamación como jefe de la iglesia de Inglaterra me ha solucionado la vida. Es tan grande mi debilidad por las mujeres que no sé qué habría hecho bajo los estamentos de la iglesia Católica. Seguramente me habría vuelto loco.

No puedo entender aquél mandato de Cristo “Lo que Dios unió, el hombre no lo separe”; sencillamente no va conmigo.

No creo ser un hombre malo, ni mucho menos aprovechador, pero aquellos detractores de mi doctrina sólo saben atacarla sin piedad alguna, sin respeto alguno hacia mi libertad de expresión ni mucho menos hacia mi realización personal. Es por esto que surgieron persecuciones contra aquellos que aún le juran lealtad al Papa. Ya no sé cuántos obispos muertos irán, el último recuento fue de 15, además de los más de 300 sacerdotes y más de 50.000 fieles que han sido ejecutados hasta el día de hoy. Pero estoy tranquilo, porque sé que aquella matanza ellos solos la provocaron, al enfurecer y enjuiciar sin derecho a su rey, siendo que lo he dado todo por mi pueblo.

Debieron haber seguido el camino del resto, el camino hacia la conformación de una iglesia independiente a la católica.

Pese a esto, me ha resultado todo muy sencillo; me ha sido de gran ayuda el clero, estando ellos a cargo del “Ministerio de Predicar” y de la administración de los sacramentos.

Espero que algún día la gente abra los ojos, y deje de ser manipulada por el poder del Papa, que se haga justicia y se respete a cada persona, dándoles privilegios tan simples como el de contraer matrimonio de cuantas mujeres un hombre necesite para saciar su felicidad.

Se está haciendo muy tarde y mañana tengo mucho trabajo que realizar, iré a dormir junto a quien, por hoy, es mi esposa.”




Fragmento extraído de los escritos del Rey Enrique VIII de Inglaterra (1509-1547)