lunes, 17 de agosto de 2009

Erasmo de Rotterdam


Mientras la imprenta recién estaba llegando a Roma, con el nombre Geert Geertsz fui inscrito por mi padre en la localidad de Gouda, cerca de la ciudad de Rotterdam en Holanda en 1467. Quién no ha escuchado hablar de Desiderio Erasmo de Rotterdam y es que así me han apodado. Mi padre era parte del clérigo de mi país pero lamentablemente murió cuando yo tenía apenas 14 años, por lo que ingresé al convento de los religiosos agustinos en Steyn a los 18 y en 1492, mientras se está descubriendo aquél continente que ahora llaman América fui ordenado sacerdote.
En 1493 me nombraron secretario del obispo de Cambrai, pero como no me gustaba la vida sacerdotal, me otorgaron una dispensa papal para vivir y vestir como un erudito laico.
Desde 1499 viajé de manera incansable por Europa, visitando Francia, Bélgica, Italia e Inglaterra, como profesor y conferenciante. De esta forma tuve acceso a la gran mayoría de los centros humanistas de Europa y mantuve contacto con importantes personajes de la época, como el emperador Carlos I, e intelectuales como Tomás Moro, John Colet y John Fisher.
En 1500 obtuve el grado de doctor en teología de la Universidad de Turín (Italia), para luego tener el privilegio de enseñarlo en la Universidad de Cambridge (Inglaterra). Y así comencé a desarrollar mi vocación de escritor y ensayista.
En 1521, un año antes de que Sebastián Elcano completara su viaje alrededor del mundo, me fui a vivir a Suiza, específicamente a la ciudad de Basilea, donde había surgido un importante grupo de humanistas reformadores. A partir de entonces y debido a la popularidad de mi obra, empecé a vivir un período de profunda inestabilidad y de continuos problemas.
El 12 de julio de 1536 fue mi lamentable fallecimiento en Basilea, donde fui enterrado.
Aunque muchos pensaban que yo era un reformador religioso, nunca me gustó ser partícipe de discusiones teológicas. Anhelaba unir la vida cristiana con la terrenal, pero sin romper con la iglesia, sino cambiándola desde adentro. Así, al dar a conocer mis ideales, fue que nació mi profunda amistad con Tomás Moro, con el que pasé los mejores momentos de mi vida y con quien nos hacíamos gratas visitas muy a menudo. Y en una de estas visitas fue cuando, exactamente en el año 1509, comencé a escribir la obra más importante del Humanismo Elogio a la locura, la que posteriormente le dediqué a mi gran amigo y me convirtió en el principal exponente del humanismo de mi época. El principal objetivo de esta obra era criticar el abuso de las autoridades eclesiásticas y a la sociedad de la época.
Cuando Moro fue ejecutado, por orden del rey, dije una gran frase "su alma era más pura que la nieve; su genio era tan grande que Inglaterra nunca tuvo ni volverá a tener otro igual"; otra gran frase que dije para argumentar mis creencias fue “en el país de los ciegos, el tuerto es el rey”, la que se convirtió en un popular refrán.
Además de varias otras obras, en 1516 hice uno de mis grandes trabajos, que fue la traducción al griego del Nuevo Testamento, que demostró la poca exactitud de la versión que la Iglesia utilizaba oficialmente, la Vulgata.

A partir de lo anteriormente relatado, es como explico porqué actualmente soy reconocido como el más importante exponente del humanismo. Y es también gracias a mis relaciones con conocidos personajes de la historia y mis importantes e interesantes escritos; que tanta gente me ha leído y me han hecho famoso.